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¿Qué es la escleroterapia? Tratamiento eficaz contra várices y arañitas

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La escleroterapia es un procedimiento médico mínimamente invasivo que se utiliza para tratar las venas varicosas y las telangiectasias, comúnmente conocidas como “arañitas vasculares”. Estas dilataciones venosas, que suelen aparecer en piernas y tobillos, no solo tienen un impacto estético, sino que en muchos casos están asociadas a molestias físicas como pesadez, calambres o dolor leve.

Según la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV), la escleroterapia consiste en la inyección de una sustancia química, llamada esclerosante, dentro de la vena afectada. Este medicamento produce una reacción controlada en la pared del vaso sanguíneo, logrando que se cierre y finalmente desaparezca. Con el tiempo, el cuerpo reabsorbe la vena tratada y la sangre busca nuevas rutas a través de vasos sanos.

Un procedimiento médico con décadas de respaldo

Aunque en los últimos años la escleroterapia ha ganado gran visibilidad gracias a su efectividad estética, no es un tratamiento nuevo. De hecho, lleva utilizándose desde hace más de medio siglo en Europa y Estados Unidos. Su seguridad ha sido probada en múltiples investigaciones científicas y, actualmente, es considerado uno de los estándares de oro para el manejo de venas superficiales no funcionales.

El American College of Phlebology, una de las entidades más reconocidas a nivel mundial en el estudio de enfermedades venosas, señala que la escleroterapia es especialmente útil en venas pequeñas y medianas. En los casos de várices más grandes, puede combinarse con otros procedimientos como el láser endovenoso o la microcirugía.

¿Cómo se realiza la escleroterapia?

El procedimiento es ambulatorio, es decir, no requiere hospitalización. El especialista utiliza una aguja muy fina para introducir el fármaco esclerosante en la vena a tratar. En ocasiones, se recurre a la escleroterapia con espuma, una técnica moderna en la que el medicamento se mezcla con aire o gas para aumentar su eficacia y precisión.

La Mayo Clinic describe que la sesión suele durar entre 15 y 45 minutos, dependiendo de la extensión del área a tratar. Generalmente, los pacientes necesitan entre una y tres sesiones para lograr resultados visibles, aunque el número varía según la severidad de las várices o arañitas.

Durante la aplicación, el paciente puede experimentar una leve sensación de ardor o calambre, que desaparece en minutos. Posteriormente, el especialista recomienda el uso de medias de compresión durante algunos días, con el fin de favorecer la correcta cicatrización de la vena.

¿Quiénes pueden realizarse este tratamiento?

No todas las personas con várices o arañitas son candidatas a la escleroterapia. Según el Journal of Vascular Surgery: Venous and Lymphatic Disorders, este procedimiento está indicado principalmente para quienes presentan insuficiencia venosa leve o moderada y buscan un tratamiento seguro y poco invasivo.

Sin embargo, existen contraindicaciones:

  • Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
  • Personas con antecedentes de trombosis venosa profunda no controlada.
  • Pacientes con alergias conocidas al medicamento esclerosante.
  • Personas con problemas graves de coagulación o enfermedades sistémicas avanzadas.

En palabras del Dr. Mitchel P. Goldman, dermatólogo y flebólogo estadounidense considerado pionero en la técnica, “la escleroterapia es un procedimiento altamente efectivo y estético, siempre y cuando sea realizado por manos expertas. La clave está en la adecuada selección del paciente y el conocimiento anatómico del especialista” (Goldman, 2017, Sclerotherapy: Treatment of Varicose and Telangiectatic Leg Veins).

Beneficios de la escleroterapia

Uno de los principales atractivos de la escleroterapia es que se trata de un procedimiento rápido, seguro y con resultados visibles en pocas semanas. A diferencia de la cirugía, no requiere anestesia general ni tiempos prolongados de recuperación, lo que lo convierte en una alternativa muy valorada por los pacientes.

La American Society for Dermatologic Surgery (ASDS) destaca los siguientes beneficios principales:

  • Eficacia comprobada: entre el 75 % y el 90 % de las venas tratadas con escleroterapia desaparecen de forma significativa después de una serie de sesiones.
  • Mejoría estética y funcional: no solo elimina la apariencia de las venas antiestéticas, sino que también disminuye síntomas como pesadez, calambres o dolor leve en las piernas.
  • Procedimiento ambulatorio: el paciente puede retomar sus actividades cotidianas casi de inmediato, con mínimas restricciones.
  • Complementario a otros tratamientos: se puede combinar con láser vascular o cirugía mínimamente invasiva en los casos de várices más grandes.

Según la Dra. Kathleen Gibson, cirujana vascular y expresidenta de la American Vein & Lymphatic Society, “la escleroterapia no solo mejora la apariencia física de las piernas, también tiene un impacto directo en la calidad de vida de quienes sufren de insuficiencia venosa leve. La reducción de síntomas como dolor y cansancio es significativa” (Gibson, 2021, Journal of Vascular Surgery).

Resultados de la escleroterapia: ¿qué esperar?

Los resultados no son inmediatos. Tras la primera sesión, la vena puede lucir inflamada, enrojecida o incluso más visible que antes. Sin embargo, esto es parte del proceso normal de cicatrización. A medida que pasan las semanas, el cuerpo va reabsorbiendo la vena tratada y los cambios comienzan a notarse.

La Clínica Mayo indica que el tiempo promedio para observar una mejoría evidente oscila entre tres y seis semanas en venas pequeñas y tres a cuatro meses en venas más grandes. En la mayoría de los casos, se requieren varias sesiones para lograr un resultado óptimo y uniforme.

En un metaanálisis publicado en la revista Phlebology (2019), los investigadores concluyeron que la escleroterapia con espuma ofrece resultados más duraderos en várices de mayor calibre, mientras que la técnica líquida funciona muy bien para las arañitas y venas finas.

El éxito del procedimiento depende de factores como:

  • El tamaño y tipo de vena tratada.
  • El cumplimiento de cuidados posteriores (uso de medias de compresión, evitar el sol directo y la inactividad prolongada).
  • La experiencia del especialista que realiza la intervención.

Riesgos y efectos secundarios de la escleroterapia

Aunque es considerado un tratamiento seguro, la escleroterapia no está exenta de efectos secundarios. La Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos y la Sociedad Española de Flebología y Linfología (SEFyL) coinciden en que la mayoría de las complicaciones son leves y transitorias.

Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran:

  • Moretones y enrojecimiento: suelen desaparecer en pocos días.
  • Manchas oscuras en la piel (hiperpigmentación): en algunos casos pueden persistir varios meses.
  • Pequeñas costras o inflamaciones superficiales: se resuelven de manera espontánea.
  • Dolor leve o sensación de ardor en el área tratada.

En casos poco frecuentes, pueden ocurrir complicaciones mayores como reacciones alérgicas al esclerosante, formación de pequeños coágulos superficiales (tromboflebitis) o aparición de nuevas arañitas alrededor de la zona tratada (fenómeno de recanalización).

Un estudio de la European Society for Vascular Surgery (ESVS) publicado en 2022 reafirmó que la tasa de complicaciones serias es inferior al 1 %, siempre que el procedimiento se realice en un entorno clínico adecuado y por especialistas certificados.

La importancia de elegir un especialista certificado

Uno de los aspectos más determinantes para minimizar riesgos es la experiencia del médico que realiza la escleroterapia. La American College of Phlebology enfatiza que este tratamiento debe ser realizado por cirujanos vasculares, dermatólogos o médicos con formación en flebología, no por personal sin acreditación.

En palabras del Dr. Robert Weiss, profesor de dermatología de la Johns Hopkins University y referente mundial en el tratamiento de várices, “la seguridad del paciente y la calidad de los resultados dependen de una evaluación inicial rigurosa, el uso de sustancias aprobadas y una técnica precisa. La escleroterapia puede ser un procedimiento altamente seguro si se cumplen estos estándares” (Dermatologic Surgery, 2019).

Clínica Loyola cuenta con más de 33 años de experiencia en el cuidado de la salud y la estética. Sus quirófanos propios, sus protocolos médicos y su equipo de cirujanos plásticos y especialistas certificados garantizan un tratamiento seguro, eficaz y acompañado en todo momento. Además, su red de sedes en Bogotá, Medellín, Bucaramanga y Fusagasugá permite que pacientes de diferentes regiones accedan a este procedimiento con la confianza de estar en manos expertas.

Tipos de escleroterapia

La escleroterapia ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, adaptándose a las necesidades de cada paciente y al tipo de vena a tratar. Hoy en día existen diferentes técnicas, todas respaldadas por evidencia científica y aplicadas en centros médicos especializados alrededor del mundo.

Es la forma más clásica y utilizada desde hace más de 50 años. Consiste en la inyección directa del agente esclerosante en su forma líquida dentro de la vena. Está especialmente indicada en venas pequeñas y medianas, como las telangiectasias o arañitas vasculares.

De acuerdo con la Sociedad Española de Flebología y Linfología (SEFyL), es la opción más sencilla, económica y segura para casos leves, con una eficacia muy alta cuando el paciente cumple con los cuidados posteriores.

La escleroterapia con espuma se ha convertido en uno de los mayores avances en el campo de la flebología. En esta técnica, el medicamento esclerosante se mezcla con aire o gas para crear una microespuma que se inyecta en la vena.

La espuma desplaza la sangre y entra en contacto más directo con la pared venosa, lo que incrementa su potencia y efectividad. Está recomendada en venas de mayor calibre o várices moderadas, donde la escleroterapia líquida puede no ser suficiente.

Un consenso internacional publicado en el European Journal of Vascular and Endovascular Surgery (2020) concluyó que la escleroterapia con espuma es altamente eficaz, con tasas de éxito clínico superiores al 80 % en el tratamiento de várices.

En los casos en los que las venas no son visibles a simple vista, se utiliza la escleroterapia ecoguiada. Esta técnica emplea ultrasonido para localizar la vena y guiar con precisión la inyección del esclerosante.

Según la Society for Vascular Surgery (SVS), es una herramienta especialmente útil en várices profundas, garantizando un tratamiento más seguro y dirigido. Su uso se ha expandido en Estados Unidos y Europa en los últimos 20 años, convirtiéndose en el estándar en pacientes con venas no superficiales.

Cuidados después de la escleroterapia

La recuperación tras la escleroterapia es rápida, pero existen recomendaciones clave para optimizar los resultados y prevenir complicaciones.

El uso de medias elásticas de compresión graduada es una de las medidas más importantes tras el procedimiento. Ayudan a mantener las venas cerradas, reducen la inflamación y favorecen la circulación sanguínea.

La Mayo Clinic recomienda utilizar estas medias durante al menos una semana después del tratamiento, aunque en algunos casos puede ser necesario prolongar su uso.

Contrario a lo que se podría pensar, no se aconseja reposo absoluto. De hecho, caminar y mantener una actividad ligera favorece la circulación y acelera la recuperación. Lo que sí debe evitarse son actividades físicas intensas, levantamiento de pesas o deportes de alto impacto durante los primeros días.

La American Vein & Lymphatic Society señala que los pacientes que mantienen actividad ligera presentan menor riesgo de complicaciones y mejor evolución estética.
Tras la escleroterapia, la piel tratada puede ser más sensible. La exposición directa al sol sin protección puede favorecer la aparición de manchas o hiperpigmentación. Por eso, se recomienda utilizar protector solar y evitar broncearse en las semanas posteriores al procedimiento.
Finalmente, es fundamental acudir a los controles con el especialista. En estas citas se evalúa la evolución de la vena tratada y se determina si son necesarias nuevas sesiones. El seguimiento permite detectar a tiempo cualquier complicación y garantizar resultados duraderos.

En palabras del Dr. Nick Morrison, expresidente de la American College of Phlebology, “el éxito de la escleroterapia no termina con la inyección, sino que depende también del cumplimiento estricto de las recomendaciones postratamiento. Paciente y médico deben trabajar en conjunto para asegurar la desaparición de las venas tratadas y prevenir recurrencias” (Phlebology, 2018).

Preguntas frecuentes sobre la escleroterapia

¿La escleroterapia duele?

El procedimiento no suele ser doloroso, aunque algunos pacientes refieren una sensación de ardor o pequeños calambres durante la inyección. Esta molestia es leve y desaparece en minutos. Según la Mayo Clinic, la mayoría de personas describen la experiencia como “molesta pero tolerable”, mucho más ligera que otros procedimientos médicos.

El número de sesiones depende del tipo y tamaño de las venas a tratar. En general, las arañitas o venas muy pequeñas requieren entre 1 y 3 sesiones, mientras que las várices de mayor calibre pueden necesitar hasta 5 o más aplicaciones. Cada sesión suele espaciarse de 4 a 6 semanas para permitir la recuperación del tejido.

Los resultados son duraderos, pero no permanentes. La vena tratada desaparece de forma definitiva; sin embargo, con el paso del tiempo pueden aparecer nuevas venas en otras áreas, debido a factores como la genética, el embarazo, la obesidad o los hábitos de vida. La American Vein & Lymphatic Society enfatiza que la escleroterapia no “cura” la tendencia a desarrollar várices, pero sí elimina eficazmente las que ya existen.

Sí, aunque muchos especialistas recomiendan realizarla en meses más frescos, ya que el uso de medias de compresión puede resultar incómodo en temporadas muy calurosas. No obstante, el tratamiento puede realizarse en cualquier momento siempre que el paciente siga las indicaciones médicas.

No. Tanto la Sociedad Española de Flebología y Linfología (SEFyL) como la American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) contraindican la escleroterapia durante el embarazo y la lactancia. Los cambios hormonales y circulatorios en esta etapa pueden alterar los resultados y aumentar los riesgos.

Mitos y verdades sobre la escleroterapia

“Las várices vuelven a salir después de la escleroterapia”

“La escleroterapia solo sirve para mejorar la estética”

“Es un procedimiento riesgoso”

“Después de la escleroterapia no se puede caminar”

“Cualquier médico puede hacer escleroterapia”

La importancia de elegir un centro especializado

La escleroterapia, aunque es un procedimiento mínimamente invasivo y seguro, requiere de experiencia médica y una infraestructura adecuada. No se trata de un tratamiento estético que pueda realizarse en cualquier centro de belleza, sino de una técnica médica que debe estar en manos de especialistas.

La Society for Vascular Surgery (SVS) subraya que el éxito y la seguridad dependen de tres factores:

  1. Una evaluación diagnóstica previa con estudios de imagen, si es necesario.
  2. La correcta selección de la técnica (líquida, espuma o ecoguiada).
  3. La experiencia del especialista y el entorno clínico donde se realice.

De acuerdo con el Dr. Mitchel Goldman, referente internacional en flebología: “la escleroterapia es un arte tanto como una ciencia. En manos experimentadas, los resultados son sobresalientes, pero en contextos no adecuados puede perder eficacia o generar complicaciones” (Sclerotherapy: Treatment of Varicose and Telangiectatic Leg Veins, 2017).

Escleroterapia en Colombia: ¿por qué Clínica Loyola?

Equipo de especialistas de Clínica Loyola

En Colombia, la escleroterapia ha tenido un crecimiento notable en los últimos años, gracias a la búsqueda de soluciones estéticas y de salud que sean menos invasivas. Sin embargo, aún existe desconocimiento sobre la importancia de realizarla en un lugar certificado.

Clínica Loyola cuenta con más de 33 años de experiencia en el cuidado de la salud y la estética. Sus quirófanos propios, sus protocolos médicos y su equipo de cirujanos plásticos y especialistas certificados garantizan un tratamiento seguro, eficaz y acompañado en todo momento. Además, su red de sedes en Bogotá, Medellín, Bucaramanga y Fusagasugá permite que pacientes de diferentes regiones accedan a este procedimiento con la confianza de estar en manos expertas.

Aquí no se trata solo de eliminar arañitas o várices visibles: se trata de recuperar la confianza, la salud circulatoria y el bienestar. La diferencia entre realizarse la escleroterapia en un centro sin experiencia o en una clínica con trayectoria como Loyola puede marcar la diferencia entre un resultado pasajero y uno verdaderamente transformador.

La escleroterapia es mucho más que un tratamiento estético: es una herramienta médica respaldada por décadas de evidencia científica que mejora tanto la apariencia como la calidad de vida de quienes padecen venas varicosas o arañitas. Sus beneficios son claros —resultados visibles, recuperación rápida, mínima invasión— y sus riesgos son bajos cuando el procedimiento se realiza en un centro adecuado.

Si estás pensando en eliminar esas molestas várices o arañitas, no lo dejes en manos de cualquiera. En Clínica Loyola encontrarás especialistas certificados, quirófanos propios y un equipo con más de tres décadas de experiencia en procedimientos médicos y estéticos.

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