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¿Cómo saber si soy candidata para mastopexia?

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¿Qué es la mastopexia y en qué casos se recomienda?

Volver a sentirse cómoda con el cuerpo no debería ser un lujo, sino una posibilidad informada y segura. Para muchas mujeres, los cambios en los senos no son solo una cuestión estética: son un reflejo de transformaciones profundas que ha vivido su cuerpo —embarazos, lactancia, pérdida de peso, envejecimiento o incluso factores genéticos—. En esos casos, una opción médica y estética puede ser la mastopexia.

La mastopexia, también conocida como lifting mamario o cirugía de levantamiento de senos, es un procedimiento quirúrgico cuyo objetivo principal es reposicionar el busto y mejorar su forma. A diferencia de la mamoplastia de aumento, no se trata necesariamente de colocar implantes, sino de corregir la caída (ptosis mamaria) para devolverles firmeza, simetría y una apariencia rejuvenecida.

¿Cuándo se considera que los senos están caídos?

La caída de los senos se clasifica médicamente en grados de ptosis: leve, moderada o severa. Este diagnóstico lo hace el cirujano plástico durante una evaluación presencial. El criterio más común para identificar esta condición es la posición del pezón en relación al pliegue submamario. Si el pezón está a la misma altura o por debajo de ese pliegue, puede considerarse una candidata potencial para mastopexia.

Según la doctora Valeria Bustamante, cirujana plástica certificada por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), “muchas mujeres creen que solo con implantes pueden mejorar el aspecto de sus senos, pero en realidad, cuando hay caída visible, la mastopexia es el procedimiento más indicado. En algunos casos puede combinarse con prótesis, pero no es obligatorio”.

¿Qué tipo de mujeres suelen requerir una mastopexia?

Este procedimiento es más común de lo que se cree, y no está reservado para un rango de edad específico. En la práctica clínica, las pacientes que consultan por levantamiento de senos suelen compartir algunos perfiles:

  • Mujeres que han tenido uno o varios embarazos y han amamantado.
  • Mujeres que han bajado mucho de peso de forma rápida.
  • Mujeres mayores de 35 años con flacidez cutánea visible.
  • Mujeres jóvenes con senos caídos por factores hereditarios.

No se trata de un capricho estético. Como lo explica la doctora Kristi Funk, cirujana oncoplástica del Pink Lotus Breast Center de Los Ángeles, “los senos están conformados principalmente por grasa, glándula mamaria y piel. Con el paso del tiempo o por cambios hormonales y de peso, estos tejidos se debilitan. No hay crema ni ejercicio que devuelva la firmeza una vez que la piel se ha distendido de forma permanente”.

La diferencia entre volumen y posición

Es importante entender que la mastopexia no busca aumentar el tamaño de los senos, sino devolverlos a una posición más armónica y natural. De hecho, muchas pacientes tienen un volumen adecuado, pero lo que les incomoda es la caída. Otras, en cambio, pueden requerir una mastopexia con aumento si desean además ganar volumen.

“Es común que las pacientes lleguen pidiendo un aumento de senos y que durante la consulta descubramos que en realidad lo que necesitan es una mastopexia. El exceso de piel o la posición baja del pezón cambian completamente el diagnóstico”, afirma el doctor Jorge Planas, director médico de la Clínica Planas de Barcelona y miembro de la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS).

¿Cuáles son los requisitos médicos para realizar una mastopexia?

Antes de tomar cualquier decisión quirúrgica, es indispensable pasar por una evaluación médica integral. No basta con el deseo de mejorar el aspecto de los senos: la mastopexia, como toda cirugía, requiere que la paciente esté en condiciones físicas y emocionales óptimas.

El primer paso es una valoración con un cirujano plástico certificado, quien realizará un examen físico, tomará fotografías clínicas y evaluará aspectos clave como:

  • Grado de caída mamaria.
  • Elasticidad de la piel.
  • Posición del pezón.
  • Volumen y composición de los senos.
  • Simetría mamaria.

Según la doctora Catherine Chang, especialista en cirugía estética en Beverly Hills y miembro de la American Board of Plastic Surgery, “la mejor candidata para una mastopexia es una mujer saludable, con expectativas realistas, que desea mejorar la posición de sus senos y comprende que no se trata de una transformación radical, sino de una mejora natural de la forma”.

Exámenes médicos obligatorios antes de una mastopexia

Los protocolos quirúrgicos de seguridad obligan a realizar una serie de exámenes médicos previos para garantizar que no exista ningún riesgo oculto para la paciente. Estos pueden incluir:

  • Hemograma completo.
  • Perfil lipídico.
  • Pruebas de coagulación.
  • Mamografía o ecografía mamaria (dependiendo de la edad y antecedentes).
  • Prueba de embarazo, en mujeres en edad fértil.

Además, si la paciente tiene antecedentes de enfermedades como hipertensión, diabetes o problemas respiratorios, será necesario contar con conceptos médicos adicionales.

“Las cirugías plásticas no son tratamientos de spa, son procedimientos médicos con todos los riesgos y protocolos que eso implica. Toda mujer que se plantee una mastopexia debe saber que su seguridad está por encima de cualquier resultado estético”, advierte la doctora Lina Triana, expresidenta de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS) y actual presidenta de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas.

¿Quiénes no son candidatas para una mastopexia?

Aunque muchas mujeres son candidatas potenciales, existen algunas condiciones que pueden impedir o postergar la cirugía. Entre las más frecuentes están:

  • Mujeres con obesidad o sobrepeso severo.
  • Pacientes con enfermedades autoinmunes descompensadas.
  • Fumadoras activas que no estén dispuestas a suspender el cigarrillo al menos un mes antes y después de la cirugía.
  • Mujeres con expectativas poco realistas sobre los resultados.
  • Pacientes con alteraciones psicológicas no tratadas (trastorno dismórfico corporal, depresión profunda, ansiedad severa).
  • Mujeres en periodo de lactancia reciente (menos de seis meses desde el destete).
  • Mujeres con planes inmediatos de embarazo.

“Hay que ser muy honesto con cada paciente. La mastopexia no es una solución para todos los casos y debe hacerse en el momento adecuado. En ocasiones, posponer la cirugía es la mejor decisión médica”, enfatiza el doctor José Manuel Gómez, cirujano plástico colombiano, miembro de la SCCP y docente universitario en procedimientos mamarios.

Tipos de mastopexia: no todas las pacientes necesitan la misma técnica

Uno de los mayores temores que expresan las pacientes durante la consulta es: “¿me van a quedar cicatrices?”. La respuesta corta es sí, toda mastopexia implica incisiones. Pero la ubicación, longitud y visibilidad de las cicatrices depende de la técnica utilizada y del grado de caída que se necesite corregir.

No existe una sola forma de hacer una mastopexia. De hecho, hay al menos cuatro tipos principales de incisión, y el cirujano decide cuál aplicar según la anatomía de la paciente, la calidad de su piel y el resultado deseado.

Se realiza únicamente alrededor de la areola. Es la técnica menos invasiva y deja una cicatriz muy discreta, prácticamente imperceptible con el tiempo. Se recomienda para mujeres con una ptosis leve o con caída incipiente del pezón.

La doctora Camille Cash, cirujana plástica certificada por el American Board of Plastic Surgery y miembro activo de la American Society of Aesthetic Plastic Surgery (ASAPS), señala:
“Cuando la caída es leve y el volumen mamario es adecuado, una incisión periareolar puede ser suficiente para levantar el complejo areola-pezón sin comprometer la forma estética del seno. La recuperación también es más rápida en estos casos”.

Implica una incisión alrededor de la areola y una línea vertical hacia el surco mamario. Es el tipo más común en mujeres con ptosis moderada. Permite remodelar la glándula y reposicionar el pezón de forma armónica.

Según la doctora Tamsin Arabella, cirujana estética británica con formación en el NHS y miembro del Royal College of Surgeons of England:
“Las pacientes temen la cicatriz vertical, pero en realidad es una de las que mejor cicatriza. A los seis meses ya está bastante difuminada. Y lo más importante es que ofrece resultados duraderos y una proyección natural del busto”.

Es la técnica más completa, indicada en caídas severas o en mujeres que además han perdido mucho volumen tras embarazos o pérdidas de peso significativas. Incluye una incisión periareolar, una vertical y otra horizontal en el pliegue submamario, en forma de T invertida o ancla.

“La cicatriz horizontal en el pliegue mamario queda completamente oculta con el brasier. Este abordaje es ideal cuando hay exceso de piel y se necesita reposicionar la mama en su totalidad”, afirma el doctor Richard Bloom, cirujano plástico australiano y cofundador de Real Plastic Surgery, clínica especializada en cirugía estética mamaria en Melbourne.

¿Cómo se elige la técnica adecuada para cada mujer?

No se trata de que la paciente elija el tipo de cicatriz. Es el cirujano, con base en su criterio médico, quien determinará cuál es la técnica más segura y eficaz para lograr el resultado deseado, minimizando riesgos y respetando la anatomía de cada cuerpo.

“El peor error es tratar de adaptar el cuerpo a la técnica quirúrgica. Siempre debe hacerse al revés: es la técnica la que debe adaptarse al cuerpo y a la historia clínica de cada paciente”, subraya la doctora Lisa Cassileth, cirujana plástica con sede en Beverly Hills y autora de publicaciones científicas sobre cirugía estética mamaria.

¿Cómo es la recuperación tras una mastopexia?

El postoperatorio de una mastopexia, aunque no suele ser doloroso, sí requiere atención, disciplina y paciencia. No se trata solo de sanar las heridas externas, sino de dar tiempo al cuerpo para reacomodarse, permitir que los tejidos cicatricen correctamente y que el resultado final se consolide con éxito.

La duración del proceso puede variar según el tipo de técnica usada, el estado de salud de la paciente y su capacidad de seguir las recomendaciones médicas al pie de la letra.

Tiempo de incapacidad y cuidados inmediatos

En términos generales, la incapacidad médica tras una mastopexia es de 8 a 14 días. Durante ese tiempo, la paciente debe evitar esfuerzos físicos, levantar los brazos por encima del hombro, cargar peso y conducir. La actividad física de alto impacto (como correr, bailar o ir al gimnasio) debe suspenderse durante al menos seis semanas.

“La recuperación suele ser bien tolerada. Las molestias pueden controlarse con analgésicos y antibióticos, pero es fundamental que la paciente respete los tiempos. Una mala cicatrización o una complicación por movimientos indebidos puede afectar el resultado estético final”, advierte el doctor Dennis Hammond, cirujano plástico estadounidense, investigador y conferencista internacional en cirugía estética de mama.

Recomendaciones postoperatorias básicas

  • Usar el brasier postquirúrgico 24/7 durante mínimo un mes.
  • Dormir boca arriba, con la cabeza ligeramente elevada.
  • No exponer las cicatrices al sol durante al menos seis meses.
  • No fumar ni consumir alcohol.
  • Asistir a los controles médicos puntualmente.
  • Hidratar la piel con productos recomendados por el cirujano.

¿Cuándo se ven los resultados definitivos?

Aunque muchas pacientes notan un cambio inmediato en la forma y posición de sus senos desde el primer día, los resultados definitivos de una mastopexia pueden tardar entre tres y seis meses. Esto se debe a que la inflamación, los hematomas y el proceso de cicatrización necesitan tiempo para estabilizarse.

“Uno de los errores más comunes es evaluar el resultado final a las pocas semanas. Es clave tener paciencia y dejar que el cuerpo haga su parte. La evolución es progresiva, y el resultado mejora con el paso de los meses”, explica la doctora Elizabeth Hall-Findlay, cirujana plástica canadiense con más de 30 años de experiencia y referente internacional en procedimientos mamarios.

El impacto emocional de levantar los senos: más allá del cuerpo

La decisión de hacerse una mastopexia no es solo física. Para muchas mujeres, esta cirugía representa el cierre de un ciclo, la recuperación de su autoestima o la reparación de una parte del cuerpo que ya no sentían como suya.

Desde el embarazo y la lactancia hasta las fluctuaciones de peso, los cambios en los senos pueden hacer que una mujer se sienta desconectada de su imagen corporal. Y aunque no es una obligación estética corregirlo, para muchas es una manera de reconectar con el espejo desde un lugar de amor propio y decisión informada.

“La cirugía mamaria no se trata de crear ideales de belleza inalcanzables. Se trata de restaurar la armonía en cuerpos reales, de mujeres reales, que quieren sentirse bien con ellas mismas. Y eso también es salud”, concluye la doctora Sabrina Shah-Desai, cirujana estética con sede en Londres y fundadora de Perfect Eyes Ltd., clínica especializada en procedimientos mínimamente invasivos para mujeres.

Preguntas frecuentes sobre la mastopexia

¿La mastopexia deja cicatrices visibles?

Sí, toda cirugía que implique incisiones genera cicatrices. Sin embargo, estas suelen ubicarse estratégicamente para que sean poco visibles con el paso del tiempo. En muchos casos, las cicatrices periareolares o verticales se atenúan progresivamente y pueden volverse casi imperceptibles con cuidados adecuados. Además, la calidad de la piel, el tipo de cicatrización individual y la disciplina en el postoperatorio juegan un papel clave.
No necesariamente. La mastopexia busca levantar y remodelar el busto, no aumentarlo. Sin embargo, si la paciente desea más volumen o tiene pérdida significativa de tejido mamario, puede combinarse con una mamoplastia de aumento. La decisión debe tomarse junto con el cirujano, quien evaluará si realmente es necesario o si basta con la piel y el tejido existente.
Es posible que durante las primeras semanas se experimente una disminución de la sensibilidad en los pezones o en la piel de los senos, debido a la manipulación de nervios durante la cirugía. En la mayoría de los casos, esta alteración es temporal. Solo en procedimientos muy extensos o con ciertas técnicas puede haber cambios permanentes, aunque son poco frecuentes.
Depende de la técnica utilizada y del nivel de intervención en los conductos galactóforos. En general, muchas mujeres pueden conservar la capacidad de lactar, especialmente si la cirugía no implicó resección glandular significativa. No obstante, si el deseo de tener hijos y amamantar está muy presente a corto plazo, se recomienda posponer la cirugía hasta después del embarazo y la lactancia.
El momento ideal es cuando ya no se planean embarazos a corto plazo, cuando se ha alcanzado un peso corporal estable, y cuando la paciente se siente emocionalmente preparada para un cambio. También es clave que cuente con el tiempo necesario para una recuperación responsable y sin estrés.
El dolor es leve a moderado y se controla fácilmente con analgésicos. Muchas pacientes describen la sensación como presión o tensión más que dolor punzante. Es fundamental no automedicarse y seguir al pie de la letra las indicaciones del especialista.
El precio puede variar según el país, la ciudad, la experiencia del cirujano, si se realiza en conjunto con otros procedimientos y el tipo de técnica elegida. En Colombia, por ejemplo, una mastopexia puede estar entre los 9 y 14 millones de pesos, dependiendo de si incluye prótesis. Siempre debe priorizarse la calidad, la certificación y la seguridad, más allá del costo.

Mitos y verdades sobre la mastopexia

Mito: “Después de una mastopexia, los senos nunca vuelven a caerse”

Mito: “Solo las mujeres mayores necesitan levantar los senos”

Mito: “La mastopexia con cicatriz vertical es muy visible y antiestética”

Mito: “Se pierde toda la sensibilidad en los senos tras la cirugía”

Mito: “Si quiero embarazarme después, no puedo hacerme la mastopexia”

Mito: “La mastopexia es solo por vanidad”

Mito: “Es mejor ponerme implantes en vez de levantar los senos”

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